EL POSITIVISMO
Consiste en no admitir como validos científicamente otros conocimientos, sino los que proceden de la experiencia, rechazando, por tanto, toda noción a priori y todo concepto universal y absoluto. El hecho es la única realidad científica, y la experiencia y la inducción, los métodos exclusivos de la ciencia. Por su lado negativo, el positivismo es negación de todo ideal, de los principios absolutos y necesarios de la razón, es decir, de la metafísica. El positivismo es una mutilación de la inteligencia humana, que hace posible, no sólo, la metafísica, sino la ciencia misma. Esta, sin los principios ideales, queda reducida a una nomenclatura de hechos, y la ciencia es una colección de experiencias, sino la idea general, la ley que interpreta la experiencia y la traspasa. Considerado como sistema religioso, el positivismo es el culto de la humanidad como ser total y simple o singular.
La evolución del positivismo.
El término positivismo fue utilizado por primera vez por el filósofo y matemático francés del siglo XIX Auguste Comte, pero algunos de los conceptos positivistas se remontan al filósofo británico David Hume, al filósofo francés Saint-Simon, y al filósofo alemán Immanuel Kant.
Comte eligió la palabra positivismo sobre la base de que señalaba la realidad y tendencia constructiva que él reclamó para el aspecto teórico de la doctrina. En general, se interesó por la reorganización de la vida social para el bien de la humanidad a través del conocimiento científico, y por esta vía, del control de las fuerzas naturales. Los dos componentes principales del positivismo, la filosofía y el Gobierno (o programa de conducta individual y social), fueron más tarde unificados por Comte en un todo bajo la concepción de una religión, en la cual la humanidad era el objeto de culto.
Características:
1) A diferencia del idealismo, en el positivismo se reivindica el primado de la ciencia:
sólo conocemos aquello que nos permite conocer las ciencias, y el único método de
conocimiento es el propio de las ciencias naturales.
2) El método de las ciencias naturales (descubrimiento de las leyes causales y el control
que éstas ejercen sobre los hechos) no sólo se aplica al estudio de la naturaleza sino
también al estudio de la sociedad.
3) Por esto la sociología -entendida como la ciencia de aquellos «hechos naturales»
constituidos por las relaciones humanas y sociales- es un resultado característico del
programa filosófico positivista.
4) En el positivismo no sólo se da la afirmación de la unidad del método científico y de
la primacía de dicho método como instrumento cognoscitivo, sino que se exalta la
ciencia en cuanto único medio en condiciones de solucionar en el transcurso del tiempo
todos los problemas humanos y sociales que hasta entonces habían atormentado a la
humanidad.
5) Por consiguiente, la época del positivismo se caracteriza por un optimismo general,
que surge de la certidumbre en un progreso imparable (concebido en ocasiones como
resultado del ingenio y del trabajo humano, y en otros casos como algo necesario y
automático) que avanza hacia condiciones de bienestar generalizado, en una sociedad
pacífica y penetrada de solidaridad entre los hombres.
6) El hecho de que la ciencia sea propuesta por los positivistas como único fundamento
sólido de la vida de los individuos y de la vida en común; el que se la considere como
garantía absoluta del destino de progreso de la humanidad; el que el positivismo se
pronuncie a favor de la divinidad del hecho: todo esto indujo a algunos especialistas a
interpretar el positivismo como parte integrante de la mentalidad romántica. En el caso
del positivismo, sin embargo, sería la ciencia la que resultaría elevada a la categoría de
infinito. El positivismo de Comte, por ejemplo -afirma Koiakowski-, «implica una
construcción de filosofía de la historia omnicomprensiva, que culmina en una visión
mesiánica».
7) Tal interpretación no ha impedido sin embargo que otros exegetas (por ejemplo,
Geymonat) descubran en el positivismo determinados temas fundamentales que
proceden de la tradición ilustrada, como es el caso de la tendencia a considerar que los
hechos empíricos son la única base del verdadero conocimiento, la fe en la racionalidad
científica como solucionadora de los problemas de la humanidad, o incluso la
concepción laica de la cultura, entendida como construcción puramente humana, sin
ninguna dependencia de teorías y supuestos teológicos.
8) Siempre en líneas generales el positivismo (John Stuart Mill constituye una
excepción en este aspecto) se caracteriza por una confianza acrítica y a menudo
expeditiva y superficial en la estabilidad y en el crecimiento sin obstáculos de la ciencia.
Dicha confianza acrítica se transformó en un fenómeno consuetudinario.
9) La positividad de la ciencia lleva a que la mentalidad positivista combata las
concepciones idealistas y espiritualistas de la realidad, concepciones que los positivistas
acusaban de metafísicas, aunque ellos cayesen también en posturas metafísicas tan
dogmáticas como aquellas que criticaban.
10) La confianza en la ciencia y en la racionalidad humana, en definitiva, los rasgos
ilustrados del positivismo, indujeron a algunos marxistas a considerar que la
acostumbrada interpretación marxista -según la cual el positivismo no es más que la
ideología de la burguesía en la segunda mitad del siglo xix- es insuficiente y, en
cualquier caso, posee un carácter reductivo.
Representantes.
Auguste Comte (1798-1857),John Stuart Mil¡ (1806-1873) y Herbert Spencer (1820-1903) en Inglaterra; Jakob Moleschott (1822-1893) y Errist Haeckei (1834-1919) en Alemania; Roberto Ardigó (1828-1920) en Italia.
referencias:
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